Christine Nolan: escalar el monte. Everest con diabetes

Anonim

Christine Nolan, de dieciocho años, recuerda vívidamente los días hace cuatro años cuando comenzó a sentir los síntomas inquietantes de la diabetes tipo I.

"Tenía mucha sed, tenía que ir al baño todo el tiempo y no podía concentrarme", dice. "Simplemente fui débil todo el tiempo".

Un mes más tarde, se vio inmersa en un estado potencialmente mortal llamado cetoacidosis. Su cuerpo no estaba produciendo insulina. La vida cotidiana de Nolan cambió drásticamente cuando le diagnosticaron diabetes tipo I. Tuvo que contar carbohidratos, controlar su nivel de azúcar en la sangre con frecuencia y recibir inyecciones de insulina.

A pesar de su diagnóstico, Nolan decidió subir al campamento base de la montaña más alta del mundo, el Monte Everest, en la primavera de 2012.

"Fue un desafío, pero no tuve ningún problema con mi diabetes", dice. "Mis niveles de azúcar en la sangre eran perfectos".

Ahora, estudiante de primer año en el Manhattan College, Nolan recibe su dosis de insulina a través de una cápsula autoprogramada que le permite evitar tener que administrar inyecciones. Ella desconfía de las tentaciones de la cafetería abierta las 24 horas en el campus e intenta mantenerse activa. También está recaudando fondos y difundiendo conciencia acerca de la diabetes a través de eventos como Step Out Walk para la American Diabetes Association.

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